Llaman a la puerta. Son ellos: los adolescentes. Entran, me abrazan, me adulan y escogen un buen lugar en el sofá. Suelen venir por aquí a visitarme y lo pasamos bien juntos. Bebemos té, también cerveza y vino. Fumamos tabaco y flores.
Aquí no hay limitaciones, ni tabúes ni protocolo; aquí ellos pueden ser ellos mismos. Yo les dejo estar, ser y parecer todo lo que les apetezca. ¡Que interpreten el teatro de sus vidas! Es así como ellos despliegan toda su belleza y esplendor. De sus jóvenes bocas surgen sus pensamientos, inquietudes y sueños. Se ríen y se sonrojan. Juegan, tontean y se tocan. La sangre fluye rápido porque es primavera.
Yo, mientras tanto, estoy sentada aparte. Disfruto observándoles, deslumbrándome con el brillo de sus ojos, admirando sus dientes y sus cabellos. Son como querubines revoloteando en el paraíso. Las horas se van enredando con la música y pasan desapercibidas. De pronto recuerdan que el tiempo existe y se levantan apresurados aclamando el mensaje del reloj. Cuando se van, son efímeros como el vuelo de una mariposa pero ruidosos como una marcha militar: ¡Pompa y circunstancia! Mientras recogen sus cosas ríen, saltan y gesticulan. Cargados con sus bártulos me abrazan, me agradecen la hospitalidad y desaparecen.
Yo me quedo sola con los vasos sucios y los restos del vino. Como si me hubiera caído de golpe del árbol de la manzana. Descubierta ante la soledad, me acomodo en mi sillón con la copa en una mano y el bolígrafo en la otra. Abro mi cuaderno y me pongo a escribir: escribo sobre los ángeles que vienen a mi casa. Escribo sobre su juventud, tu ternura y su picardía. Y entonces me siento ama de llaves de la frivolidad y la alegría.
Me siento madre del Hedonismo.
Somebody is knocking the door. It's the teenagers. They enter, hug me and adulate me. In the living room they choose a good place on the sofa. They often come by and we have fun together. We drink tee; beer and wine too. We smoke tobacco and flowers.
Here there are no limitations, neither taboos nor protocol. They can just be themselves. They can be, stay and look like as much as they want to. In my mind I say "Make the theatre of your lives for me!" Like this, they spread all their beauty and splendour. From their young mouth emerge their thoughts, worries and dreams. They laugh and get blushed. They play, flirt and touch each other.
Meanwhile, I'm sitting apart: I enjoy observing them, being dazzled by the shine of their eyes, admiring their teeth and hair. They are like cherubs flying around inside the paradise. The hours get tangled with the music and go away with us not noticing it. Suddenly, they remember that time exists so they stand up claiming the clock message. When they are leaving they are ephemeral like a butterfly but noisy like a soldiers march: Pomp and Circumstance! They laugh, jump and gesticulate while they pick up their things. Charged to the top they hug me, thank me for the hospitality and disappear.
I stay alone with the rest of wine and dirty glasses as if I just dropped down from the apple tree. Facing the loneliness I make my self comfortable in the chair with a wine glass in one hand and a pen in the another hand. I open my notebook and I write about angels. I write about their youth, their tenderness and their slyness. Then I feel the key owner of frivolity and joy. I feel as the mother of Hedonism.
Self portrait by me. ;)